Arquitecturas secretas

El secretismo, el camuflaje y la distracción caracterizaron la construcción de monumentos fortaleza en el siglo XX. 

Ya fueran emplazamientos camuflados de cañones suizos en los Alpes, cuarteles generales del Führer nazi, búnkeres de mando y puestos de escucha del ejército durante la Guerra Fría o incluso instalaciones de defensa civil, todos ellos estaban ocultos a la vista del público. La planificación, la construcción y el funcionamiento se llevaron a cabo en el más estricto secreto. Entre ellos se incluyen cuarteles generales como la Guarida del Lobo cerca de Rastenburg (Ketrzyn, PL) o los numerosos búnkeres de Berlín, Hamburgo o Viena.

Sólo años después del final de la guerra, muchos de estos monumentos desconocidos se abrieron y presentaron su historia como museos, por ejemplo, a lo largo de las principales líneas de defensa del siglo XX, como la Línea Sigfrido, la Línea Maginot o el Muro Atlántico.

Durante la Guerra Fría, la OTAN y el Pacto de Varsovia construyeron búnkeres profundos como supuestos cuarteles generales alternativos para los organismos gubernamentales, con el fin de mantener a flote y operativos a los dirigentes políticos y militares. El ejército soviético mantuvo varias instalaciones de búnkeres en su cuartel general de Wünsdorf, al sur de Berlín. El NVA también construyó búnkeres nucleares en la antigua RDA, como el actual Kulturbunker Strausberg. En la tranquila ciudad de Cochem, en el Mosela, se construyó el búnker del Bundesbank para proteger las reservas monetarias de la República Federal de Alemania.